¿Por qué estoy preocupado?

En la actividad online se entregaron herramientas para abordar correctamente las preocupaciones, y disminuir la ansiedad que puede alterar el bienestar mental.

En la actividad online se entregaron herramientas para abordar correctamente las preocupaciones, y disminuir la ansiedad que puede alterar el bienestar mental.

Mellisa Marquardt, orientadora estudiantil y psicóloga de la sede Valdivia, realizó un taller organizado por Asuntos estudiantiles de la Universidad San Sebastián, que contó con la participación de los estudiantes que interactuaron con la expositora en múltiples ocasiones.

La psicóloga explicó a los asistentes que el estado de preocupación, en ciertos escenarios, es útil, sobre todo cuando nos hace prestar atención y lo terminamos transformando en un plan de acción. “Por ejemplo, preocuparse por el tráfico en las calles y querer llegar a tiempo a un lugar; o cuando tenemos una solemne que es importante planificarse para generar una rutina de estudio, y de esta manera, disminuir la preocupación. Es decir, va a ser útil si nos ayuda a estar mejor preparados y a anticiparnos a posibles escenarios frente a una nueva situación”, indicó Marquardt.

En esa línea, la experta sostuvo que existen diferentes tipos de preocupaciones. “Las reales y modificables, que se refieren, por ejemplo, a un conflicto que se pueda tener con un compañero de clases. Aquí las preocupaciones son reactivas, ya que surgen por una causa y desaparecen cuando nosotros las atacamos”, dijo la orientadora estudiantil.

“Existen los problemas inmediatos que se basan en la realidad, pero que no son modificables por nosotros, por ejemplo, la enfermedad de un ser querido, es decir, nuestra influencia no puede interferir en el transcurso de este tipo de situaciones, ya que se escapan de nuestro control. La otra preocupación es irreal y no es modificable, lo que significa que carece de sustento o de hechos, y es improbable que esto ocurra. Por último, nos encontramos con los acontecimientos inciertos, que aunque tengan probabilidad de ocurrir, no podemos tener la certeza de ello hasta que suceden, por ejemplo, un terremoto”, asevero Melissa Marquardt.

¿Cómo saber cuán importante es el problema que me está ocurriendo? Preguntaron los estudiantes a Melissa, quien explicó que: “Existen dos reglas que pueden servir para ayudarnos a responder esta pregunta. La primera es la regla de los cinco años, en el que se analiza si la preocupación va a estar presente a largo plazo.  Por otra parte, es sugerible crear una escala de malas experiencias y ver en qué lugar se sitúa la problemática actual, lo ideal sería compararlo con una preocupación del último mes o año, y ver en qué lugar se ubica”, finalizó la psicóloga.